viernes, 30 de diciembre de 2011

Carta a Rodrigo:

Estamos lejos. Estamos alejados. Sabiendo yo que estás ahí fuera. Pensando tal vez vos que yo no existo.
Que me recuerdes es una ilusión muy vana. Y no pretendo ya a esta altura me reconozcas algún día que me veas.
Todavía te busco cada vez que veo a otro chico ¿Me estarás de alguna forma también buscando?
Estamos rodeados y aún así estamos sólos. Y continúo cantando en pelotas y... despelotado en una lluvia torrencial de verano a la que le sobra fuerza pero le falta agua. Un árbol que muere, seamos realistas, no sále en los diarios. Que te necesito más que a nada en el mundo, tampoco.
A veces sonrío y no se porqué. Y a veces lloro. Llegué a pensar que tal vez es tu alegría o tu tristeza de lejos la que me inspira.
No me acuerdo el color de tus ojos. Y apenas adivino, intuyendo más que pensando, la voz que vas poniendo a tus primeras palabras.
Pero sin rostro y sin voz aún te nombro. Y en cada instante rememoro nuestras horas. Suena tu risa, irreal por un instante. Que no podrán robarme nunca tus momentos. Los que viviste conmigo, los que compartimos. Los que todavía me dan fuerzas para seguirte buscando.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Princesa Celta

Quise poner un poema y no me salió. Quería dedicarte una canción y no la encontré. Quise escribir una reflexión y no me inspiré. Quería dejar un pedazo de corazón y no había con qué envolverlo.

Decidí en mi indecisión apelar a lo primario, lo primigenio y te evoqué, sonriendo con tu solerito blanco. Mirandome con tus ojos tiernos y cebando un mate delicioso. Contándome tan casual cosas tan linda
s. Mirándome y desnudando mi alma con la mirada, que ante vos tan poco me cuesta. Me acordé de tus brazos frágiles rodeando mi espalda y tus labios rozando los míos. Me acordé de lo exquisito de tu boca. Me acordé de tu cuello tan apetecible, de tus hombros tan acariciables. Sentí en mi piel las caricias anticipando la lujuria y la lujuria anticipando las caricias. Me acordé de tus piernas tan delicadas y finas. Recordé lo hermosa que te ves durmiendo y lo encantadoramente bien que cae tu pelo en mi almohada.

Y descubrí que envolver mi corazón no me hacía falta. Hace tiempo en un descuido, en un instante, quizá andaba distraído, te lo pasé por abajo de la mesa.
Sabé cuidarlo que es el único que tengo y nunca fui de regalárselo a cualquiera. Y no pienses en mí, no te lo pido. Y no me extrañes ni pretendo que me ames. Dejame que te sueñe y me despierte para darte un beso
.

Permitime que te lo dedique...

Me propuse escribirte unos versos. Un pequeño pedacito de mí volcado en un teclado.
Luché por encontrar las palabras que sonaran hermosas y reflejaran lo que de verdad siento por vos.
Me esforcé, me castigué. En combate fiero conmigo mismo me obligué a escribir algo que se negaba a salir. Intenté una oda a tu sonrisa para que entendieras cómo me llena de vida cada vez que te veo. Intenté escribir una canción a tus ojos y hacerte entender que al encontrarse con los míos los llenan de brillo. Intenté hacer rimas sobre tus besos y que supieras hasta que punto se me volvieron adictivos. Y cada vez que escribo caigo en lo mismo: no te hago justicia. No consigo describir tu cuerpo, no sé cómo poner en palabras nuestros encuentros. Perdoname si no te puedo escribir nada, esta noche sólo puedo jugar con mis recuerdos.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Sensaciones en la oscuridad de nuestra noche triste

Contame que el amor es una sensación hermosa. Decime que las lágrimas se secan con besos. Hablame de historias de a dos con final feliz y abrazame en un verso. Dejame que crea que es verdad que se puede y que los sueños se realizan una vez uno despierta. Contestame con dulzura cuando abro mi corazón y te expongo mi alma.
Dejame escribirte una canción y oirte que la cantes. Confesame tus tristezas y permitime que las calme. Que mi llanto se confunda con tu llanto y entre ambos los volvamos alegría. Que sonrían nuestros ojos cada vez que se nos crucen
Que ignorando que hay un mundo, y los dilemas, los fracasos, propongamos nuevas metas, otorguémonos confianza. Y si caemos volando más allá de nuestras fuerzas, si una mañana encontramos que no queda ya belleza, que vayamos codo a codo, cortejando y cobijando. No me dejes, sos mi reina

jueves, 20 de octubre de 2011

Reflujo de la marea

Nos mintieron negro. No era el fin de la historia.
Mientras en la Argentina sacarán el domingo más del 65% de los votos entre los candidatos con discursos de izquierda (si son de izquierda esos candidatos es otra discusión) el mundo es un polvorín.
Ahí los ves en el corazón del imperio tomando las calles y gritando por la igualdad. Los pichones indignados le reclaman a los halcones que enceguecidos de locura y muerte en los lejanos rincones de Libia, Irak y Afghanistan no ven dividirse a su propio pueblo.
Ahí los ves en Grecia, nueva hija pródiga del capitalismo neoliberal ponerse de pie y liberarse, arrastrando al viejo mundo en viejas y nuevas discusiones. Reencontrándose los viejos desconocidos en cada plaza, en cada pueblo a darse cuenta que son todos uno sólo. Y aquél fantasma ya no recorre Europa. El fantasma recorre el mundo. Un sabio rebelde pronosticó una humanidad que dijo basta y ha echado a andar. Sólo la sangre, el fuego y el terror de ver cómo se caía el mundo bipolar frenaron la marcha de gigantes.
Y ahí los ves caminando de nuevo. Ahí ves a las asambleas del pueblo, que se antojan nuevos soviets y que se replantean a si mismos. Que nos obligan a replantearnos a todos nosotros.
Ahí ves a Latinoamérica uniéndose. Que los cipayos no pudieron hacernos olvidar a San Martín, a Belgrano, a Bolivar y la Patria Grande. Ahí los ves a Guevara, a Sandino, a Zapata en las banderas.
Ahí lo ves a Fidel guiando, a Chavez, Morales y Correa construyendo, a Marcos luchando.
Acá nos ves a los jóvenes de todo el mundo. Recuperando las banderas, haciendo carne la lucha. Recordando a los que nos precedieron y sus ideales. Y llevándolos nuevamente adelante. Y se escucha en nuestra américa aquél grito. Poder para el pueblo, antiimperialismo, patria sin fronteras por el socialismo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Imposible ignorar que es para vos.

Cómo responder. Hacerme cargo sin ser destinatario.
Pedís un abrazo y aún así no me atrevo a darlo por parecerte muy confiado.
Cuántas veces te pedí dejame quererte aunque vos no me quieras.
Decís ser una mentira, decís aún estar buscándote. Pero sabés, tal como yo que en el fondo estás llena de alegría.
Querés salir a jugar, también lo quiero. La puerta está abierta, aunque suele ser más divertido escapar por la ventana. Tengo vértigo es cierto, pero juguemos a deslizarnos por la cornisa. Se mis ojos y mi guía, que así seguro me atrevo.
Sufrís un poco, en medio del torbellino. Tal vez es que todavía no pudiste aterrizar. Si aplastases a la bruja, te calzarías sus zapatos?.
Lloraste? Estás llorando? Y dónde estoy yo que no te consuelo? Daría lo que fuera por borrar esas lágrimas con un beso.
Sí, ya lo viste. Me voy volviendo más confiado. Y aún así no me miento, se que no soy el que tanto estás rogando. No seré la cura aunque quizás te sirva de placebo.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Remixado

Los años pasan. Tu juventud te abandona a pesar de qué tanto la cuides. El envase no es ajeno al paso del tiempo. Y si supiste hacerle daño ni te cuento.
Cuántos cigarrillos te bajaste sin preocuparte de lo que podía venir después? Muchas botellas te pasaron por las manos y del cogote aprendiste a ordeñar hasta la última gota en eternas noches que terminaban mucho después que se fuera la última estrella.
Legalícenla gritaste, cuando saliste a caminar solito a sentarte en un banco. Viste hermosas mujeres en el show, con su cola ardiendo. Y cuando quiso el destino, el azar que las encontraras te emborrachaste bien para olvidarte de su amor.
Hubo una época en que soñaste ser parte de aquél pogo. El más grande del mundo dijeron las hordas. Pero la tecnología avanza y el hombre no, aunque cambie lo que siente. Hoy tenés que dejar la porquería, y aunque no quieras trabajar hace tiempo que entendiste que no vivís de que la gente se enamore de tu voz ni del calor de las masas.
Es importante dejar la vida boba. La mentira no es la última verdad y aunque algunas cosas se prohiban para navidad si me voy antes que vos quiero que sepas que te dediqué estas humildes líneas.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Saliendo del closet

Lo empecé a descubrir cuando estaba en el colegio. Sólo era una sospecha al principio pero era poco a poco cada vez más evidente para mí.
Intenté ocultarlo, incluso ocultármelo. Me daba miedo lo que pensaran los demás. Pensaba en mi viejo. Las pocas veces que había salido el tema papá torcía la boca con asco, como si se contaminara hablando de "esa gente".
Sabía que ninguno de mis compañeros lo iba a aceptar ni entender. Sólo hablaban de los culos que salían en la tele y yo intenté ser como ellos, adaptarme, pasar desapercibido. Muy de vez en cuando me iba sólo a una estación de tren donde no conocía a nadie. Ahí compraba revistas que jamás llegaban a mi casa. Por el camino y después de verlas y leerlas varias veces las dejaba en algún banco de una plaza, donde tal vez las encontrara algún otro pibe como yo, buscando su propia identidad.
Cuando entré a la facultad lo conocí a Manuel. Al principio no lo supe pero él era como yo. Más aún en realidad, él ya lo había asumido y lejos de tener vergüenza lo decía con orgullo. Charlar con él era para mí un placer casi secreto. Podía pasarme horas. Él me enseñó que éramos muchos, más de los que antes hubiera pensado. Que era natural y normal tener una forma de ser y de pensar diferente. Que a nadie hacíamos daño y que los equivocados al juzgarnos eran los demás. Incluso más que eso, que podíamos cambiar esa manera de pensar de la gente, que era posible mejorar las cosas.
Lentamente fui derribando las barreras y una noche que salí con él me asumí también por lo que era. Manu lo sabía, pero había esperado hasta que yo estuviera listo. De él aprendí mucho y se preocupó para que yo pudiera disfrutar con lo que había elegido.

El primer reto fue hablarlo con mis amigos. Fue duro, más de lo que había esperado. Muchos no me aceptaron, llegando incluso a tratarme de traidor y loco. Creyeron que yo los había engañado, que les había mentido durante años. Muchos habían sido criados en familias como la mía, en las que no se aceptaba a personas como yo. Algunos no fueron tan duros, aunque nuestra amistad jamás volvió a ser la misma.

Un día tuve que enfrentar lo inevitable. Llegué a casa después de juntarme con Manuel y algunos de sus compañeros. Papá me esperaba y creo que sabía lo que iba a decir. Tenía el ceño fruncido y una mueca que no voy a olvidar nunca. Papá me quería y aunque creo se descepcionó al confirmarlo nunca dejó de quererme y apoyarme en todo lo que yo decidiera. Me abrazó, me acarició la cabeza y se quedó muchas horas hablando conmigo, por primera vez abiertamente del tema. Cuando mamá llegó esa noche del trabajo él le habló primero. Resumió en pocas palabras la angustia que yo había pasado por años. "Negra", le dijo "el nene es troskista".

sábado, 27 de agosto de 2011

Introspectiva IV

He visto desde todos los puntos posibles de vista la soledad como vacío inconmensurable en que el vaso, al contemplar el fondo, respondía con la límpida superficie impoluta e inmaculada. Es faltante, es lo contrario a lo deseable. Soledad como lo que no está, como lo que nos falta, como lo que no se da.
Viví intentando desconcertar a la otredad con innumerables historias llenas de gente para llenar el hueco del no haber y del no estar. Historias en que personas y más personas aparecían y desaparecían en desconcertantes escenas mal coordinadas por un director borracho y mal encaminado.
Aprendí a convivir con mis historias, a integrarlas despacito y sin pausa como parte de mi existencia. De a poquito se han ido transformando.
Perdí la noción de pasado. Es confuso decir qué es lo que de verdad ocurrió y que cosa tan sólo aconteció en mi mente. A menudo me descubro nostálgico al recordar personas a las que jamás tuve el gusto de conocer. Y no me altera decir que más de una vez he fingido por no admitir que conocía la soledad.
La soledad, un sentimiento que jamás pude apreciar como retiro espiritual, como relax, como oportunidad para volverse a estructurar. Jugando a la pirámide, volteando las cartas. En el patético pero no por ello menos divertido proceso de hacerme trampa a mi mismo y aún así perder. Juegos, distracciones. Momentos de entusiasmo en que yo mismo puedo acompañarme y darme unas palmadas en el hombro. Ese cálido abrazo y un ténue pero claro "adelante". Cada tanto, un ratito me gusta estar conmigo, tal vez es que de a poco estoy aprendiendo a quererme.

jueves, 25 de agosto de 2011

Llegaré a los tacuaren

La vida estilo rockstar tiene su encanto. Dos atados de cigarrillos por día, alcohol, drogas duras o fláccidas.
Es una vida de placeres digna de vivir para quien no tiene otra cosa que enfrentar.

Soñé incontables veces morir a los 27. Creo que buena parte de mi generación no cuenta con superarlos.
No se bien qué me frenó. Bah, sí. Nancy gatillándose a nariguetazos. Después de todo no pareció tan rockstar morirse tirada como un perro incapaz de respirar. Nada de bañera tibia y velas. Nada de bobazo en mitad de una orgía. Vómitos, sangre y asfixia no tiene glamour.

Van a hacer 7 años que murió el Negro. Nancy se mató el lunes siguiente. Había escondidos cinco gramos cuando Ale salió. Cuando salimos. Ella lo sabía y nos dejó ir. A veces me despierto escuchando los tiros.

Yo dejé la merca y algo dejé el alcohol. Los dos atados todavía están pero llegaré a los tacuaren. Nancy dejó sus 14 años encharcados en el piso.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Mujer del río con camisa de flores

Dos noches y un día. Dos amaneceres compartidos. En la búsqueda del amor de corto alcance para matar el tiempo con un toque de ternura. El desencuentro y las distracciones confabulados para evitar lo más buscado. La risa y los besos acompañando el delirio de no importar lo que pasara fuera. Dejándonos más juntos, que no es lo mismo que unidos.
Un fallido intento de amor de verano. De verano no, hacía demasiado frío.

martes, 23 de agosto de 2011

Divague apelativo (ponele)

Si te pido que me dejés soñar no me limites. Ya se que no buscás ni pretendés lo mismo que yo. Hace rato me di cuenta. Pero en que te perjudica lo que no te afecta?
Si no me dejás que te quiera es acaso porque no podés quererme? Qué más da, si por los dos a mí el amor me sobra.
Dejame que lo gaste en vos un ratito. Ponele que al final después se me pase. Quizás hasta sigamos siendo amigos.
Dejate querer un rato. Sabés que tenés ganas de darme el gusto.

Su nombre y todo lo demás

Ella no intenta influir en los hombres. Ella camina entusiasmada en su propia burbuja. Todo mundo sabe que a veces llora. Pero a todos le sonríe. Y a cada uno, con la jovialidad que la caracteriza.
Tiene una linda sonrisa a pesar de su gesto resignado. Y una actitud positiva hasta en la situación más fiera.
Ella no intenta convencer a nadie de la verdad revelada, sino más bien transmitirles su verdad para que cada quien forme la propia.
Ella está triste, muy triste. Ella está llorando en su interior. Ella no sueña con príncipes de colores. A duras penas puede levantarse de la cama.
Ella no pide ayuda ni precisa. Con el coraje de salir cada mañana se conforma.
Ella está fingiendo, pretendiendo y confundiendo. Ella está tapando, simulando y ocultando. No quiere que nadie pueda llegar a leerle el alma.

Introspectiva III

Reconstruir lleva su tiempo y esfuerzo.
Cuando pensabas que no había retorno llega finalmente el momento de recapitular, de revisar y continuar los pasos. No hay fracasos que puedan perdurar en el tiempo.
Si supieras encontrar el punto medio en que el ilusorio refrán de "esto también pasará" cobra sentido, en que el aprendizaje de las caídas puede considerarse un hecho y no un decir que se quiebra al tropezar con la siguiente piedra. Qué tan otro sería el mundo si descubrieras de golpe que un amor se cura con otro amor y que en el mundo existe mucho amor para dar y recibir? Si vieras que los momentos que van pasando no vuelven? Si aprendieras que lo que ayer parecía tan lejano es lo que hoy estás pisando?
Decime si por un instante no te preguntaste si acaso esto valía la pena. Vos lo sabés mejor que yo, no te hagas el otro. Sabés que los raspones no llegan tan profundo.
Lloraste, lo sé, lo veo. No disimules, que de qué carajo sirve? Mentime si querés, pero es mentirte a vos mismo. Hacete hombre chabón, andá y peleala de una vez por todas.
Tenés miedo? no me digas. Ya lo sé, si se te nota. Tenés miedo y está bien, no sos cagón sos ser humano. Sos cagón si sólo te quedás mirando a ver qué pasa.

martes, 16 de agosto de 2011

El encendido del faro

Marcas. Casi que las colecciono.
Cada una con su estilo, su forma, su tamaño. Sin nombre y sin recuerdo asociado. Aún diferentes nacieron iguales. Todas hijas del mismo sentimiento. La marca mayor, que pretendía ser total. Un simple error de cálculo y casi la decadencia. Un momento sublime que se demuestra patético. Falló el filo.

viernes, 12 de agosto de 2011

LKA

Ayer estaba bien. Te conté te acordás? Había problemas, pero no me preocupaban. Tenía mis conflictos, aunque los mantenía controlados. Ayer estabas mal y te di una mano. No te digo que fue "la" mano, pero bueno que se yo, lo intenté. Ayer la pasamos bien. Nos cagamos de risa bastante y la pasamos bien. Vos no superaste tus líos pero, nada, tampoco te pasaron por arriba.
Ayer, que bueno que era todo ayer. Me acuerdo que te dije que te quería mucho. Me sentía tan bien loca. Ayer era todo un delirio enorme pero lo disfrutaba tanto. Ayer me di cuenta que eras justo lo que venía necesitando.

Hoy me levanté mal, refunfuñando. Hoy se me vino todo el mambo a la cabeza. Hoy quería hablar con alguien y me dije quién mejor? Te llamé, viste? No estabas, bueno, no importa.
De golpe te encontré, te conté, me abrí el pecho. Estaba cayendo y lo supiste antes que nadie. A quién le iba a contar sino a vos? No se que pasó, tal vez se cortó la línea. No respondiste, no dijiste nada. Te seguí buscando y no estabas. Te mandé mensajes y no estabas. Dónde estás, no estás.
Te encontré. Estabas ahí sin que te viera. Te estabas cagando de risa como si nada.
Hoy me caí y ni la hipocresía te permitió preguntarme cómo estaba.

martes, 9 de agosto de 2011

Buenos Aires, 28 de diciembre de 2009

La noche que me fui, sentí que el mundo se caía a pedazos. Había cambiado tu cálido abrazo y tu beso tierno de buenas noches por una insípida cama de colchón barato. Tu amor entre las sábanas por una colcha vieja regalada antes de tirarla.
            La noche que me fui, creí que podía morir antes de despertarme. Había abandonado todos nuestros sueños por una ilusión de futuro que estaba llena de grietas. Destrozado nuestros proyectos a cambio de un pobre remedo de libertad.
            Intenté olvidarte en el fondo de un vaso, y desde ahí me mirabas. Entre los brazos de otras mujeres, las de pago y las de la vida. Pero eras vos la que me tomabas de la mano cuando terminaba de hacerles el amor.
            Intenté aplastar lo que quedaba de nosotros, de odiarte para dejar de amarte. Me obsesioné en destruirte como antes en adorarte. Pero fracasé, porque cuando cerraba los ojos aún te veía, como antes, ideal.
            Pero los días pasan, se convierten en meses. Una mañana desperté y descubrí que ya no dolía como antes. Que los fantasmas de aquella primera noche eran sólo una elucubración de un corazón herido. Que el llanto se me secó en los ojos. Que una débil felicidad de pronto se abría paso a través de la depresión injustificada.
            Tu risa sarcástica me había sacudido la idiotez, recuperando al fin, uno a uno los sentidos. Otra vez el corazón cedía paso a la mente. Lograba entender lo estúpido que había sido, añorando aquello que no había ocurrido.
            Y caí, si. Tropecé una y mil veces con la misma piedra. Volví a soñar, como un imbécil enamorado que podías cambiar, que yo podía cambiar, que podíamos recuperarnos. Pobre idiota, enamorado del amor mismo. De una relación mentirosa, basada únicamente en el intento de sostener lo insostenible.
            ¿Acaso pude creer que en verdad me querías? Si, lo creí. Lo creí ciegamente, aún cuando me escupías el rostro, descostillándote de risa de mis estúpidos intentos por reconciliarnos.
            Todavía me acuerdo de tus palabras (qué falsas por dios), jurándome que me amabas y que nada te haría más feliz que estar conmigo. “Hay otras cosas” dijiste. Aún conservo esa carta.
            El tiempo pasa por suerte. Y los ojos no pueden permanecer ciegos por siempre. Aunque me duela debo admitir que fuiste para mí lo más importante en mi vida. Pero ya no. Ya no más. Ahora al fin puedo entender que el sacrificio que hice para permanecer a tu lado no lo valía. Que nunca fuiste la mujer de mi vida. Que nunca te preocupaste por mi bienestar realmente.
            No puedo decir que te desalojé ya de mi mente. Seguís ahí bailando. Pero tu pureza en mis recuerdos perdió brillo. Ya no puedo creer que todas las maldades que me hiciste fueron mi culpa y me las merecía. Ya no puedo darte más el beneficio de la duda.
            Te amé si. Pero ya no te amo. Tan sólo te recuerdo, como se recuerda un amor de verano. Porque fuimos eso, con garantía extendida.
            Esta noche cumpliríamos dos años juntos. Pero no, no lo estamos. Y ya nunca vamos a poder estarlo.
            Que mejor ocasión que esta noche para separarnos definitivamente. Para dejar atrás los pequeños intentos míos y casi nulos tuyos de recuperar lo que hace tanto dejó de existir.

Por quien baten las alas en pekín.

Una mariposa aleteando sin encontrar una flor intuye su fin aún antes de llegar el ocaso. La búsqueda es quizá lo que la mantiene aún volando.
Una vida en un día. E incluso una vida valdría encontrar en el último momento lo que tanto anhelaba. Y si no lo encontrara bien valdría pasar un día en la vida buscándolo.

En sus diagonales La Plata todavía esconde el secreto de mi felicidad. "Jamás retornes ahí donde fuiste feliz."
Y aún necesito desmitificar. Porque la mariposa pasó el día buscando la flor y aunque creyó que lo valía desperdició su vida para nada.
Porque nada trasciende, sino lo que en otros queda. No las quimeras, ni las ilusiones, ni las vanidades. Sólo la capacidad de iterpelar sinceramente los sentimientos de los que nos rodean.
Así pensando fue tal vez que nos cruzamos. Y mientras intentábamos los dos ser más humanos; ella pedía perdón y yo le daba las gracias.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Introspectiva II

Descontracturar, se trata de descontracturar. Hallar en la tragedia cotidiana los intermezzos inagotables de ternura. El amigo que es amigo aunque en nada le convenga. Quien ignora los lloriqueos y lamentos y te agarra de los pelos si hace falta para que te levantes.
Lo imprevisible, lo incalculable, lo incontrolable son parte de la vida. Convivir con ello nos hace humanos. Quien cree controlarlo todo es realmente quien está perdido.
Aún así, la verdadera demostración de que estamos vivos es que podamos reir (y el público pregunta ¿y por casa cómo andamos? silencio en la sala, mutis por el foro, se cierra el telón).

lunes, 1 de agosto de 2011

Sexo III (Amante)

El momento incalculable. En cámara lenta. Casi como si se hubiera detenido el mundo.

El sentimiento que justifica toda espera. Cuando nuestras miradas se entrecruzan mientras nuestros cuerpos se abandonan al sublime instinto de la carne. Cuando la risa se escapa por los nervios de ese torbellino de sensaciones instantáneo.

Tus ojos transformados en mi más adorado espejo. La necesidad brutal de observarte, de acariciarte, de contenerte y de complacerte. El abandono absoluto de mi mente y la intención de volver mágico el instante. La primera vez. La tuya y mía. Aunque no la tuya, ni tampoco la mía. Pero casi que lo fuera.

El beso. El más exquisito beso. El placer físico olvidado entre las agitaciones del pecho. La gloria saboreada en tu desborde. Y tus lágrimas y las mías. Felicidad, más que en estado puro.

El más delicioso de los polvos, cuando el cuerpo es lo menos importante.

Sexo II (Sin compromisos)

Sudando. Sudando y contemplando tu sudor.

Sin cuidarse de los gritos, escondido de todos pero ante los ojos de los demás. Apreciando el gozo sin compromisos.

Tocando, rozando, acariciando, besando y penetrando. Disfrutando sin prejuicios. Sin culpas. Sin engaños.

Buscándote en cada rincón de la cama. Buscándote en cada rincón de la casa. Riendo y gozando. Gozando y riendo. Otra vez besando tu pasión y vos besando la mía. Y otra vez al ruedo.

Y luego dos desconocidos. Sin mencionarnos. Sin implicarnos. Sin comprometernos. Sin hablar de amor.

Una noche cruzados. Tan sólo una noche. Los dos, vos y yo por un instante transformados en uno.

Sexo I (Prohibidos)

Onírico, Onomástico, Oneroso, Onanístico.

Sueños inundados de recuerdos que se funden con el deseo inconcretado de la pasión. La pasión acallada por la inconfesable repulsión hacia lo desconocido. Lo desconocido considerado lo absurdo, lo que está mal medido por la vara de la moral. La moral construida por las convenciones de una sociedad podrida que aplasta las intenciones de rebeldía incorporadas en el deseo, alejado de la necesidad reproductiva y la planificación de una familia. La familia como vehículo de la represión de los impulsos, de las necesidades y de los sueños. Sueños inundados de recuerdos que se funden...

sábado, 30 de julio de 2011

Introspectiva I

Interminables años de búsqueda. Buscando el rol que jugar para que la aceptación del otro estuviera asegurada.
Hoy decido ser yo mismo. Hoy decido que no me acepten por lo que soy. Que no me quieran por lo que soy. Que no me entiendan por lo que soy. O tal vez sí, raro acontecimiento.
Hoy entiendo que lo que ayer pareció amor terminó siendo engaño, lo que parecía odio era incomprensión y lo que parecía incomprensión era desinterés.
Hoy me planto con orgullo vencido. Careciendo de la sabiduría que trae la experiencia pero con la ilusión que brindan los cambios. Hoy me transformo en lo que fui. Hoy asumo mis derrotas. Hoy no intento ahogar en alcohol mi fracaso.
Hoy te ofrezco lo que tengo. Nada más te puedo dar. Mis desaciertos y mis errores. Mi eterno intento de superarme.
Hoy te extraño porque tal vez llegué muy tarde. Hoy ya gasté todas mis palabras.

viernes, 29 de julio de 2011

Huellas

Inadaptado social. Un presagio y una marca. Una marca y un presagio.
Dos palabras con la carga implícita imposible de asimilar para un niño.

Entre el abandono y la posesión. Entre el desamor y la denigración. Acumulando mierda y más mierda por no poder largarla so pena del castigo. Frustrado, alienado, viviendo las aspiraciones ajenas y la violencia absurda de una realidad irreversible. Acumulando cicatrices en el cuerpo y en el alma. Acumulando lágrimas que nadie aceptaría jamás ver. Sin haber aprendido a comportarse, a vivir, a interactuar. Sólo con pensamientos que por no poder salir se hundían más profundo. Odiando con una sonrisa en los labios. Amando enfermizamente lo que más hacía daño. Sufriendo y callando. Eternamente castigado por tratar de ser igual a los demás, eternamente vapuleado por tratar de ser distinto. Pidiendo disculpas por la mediocridad y disculpas por el éxito. No pudiendo fracasar y mucho menos aceptar los premios. Odiando por herencia a la humanidad, burlándose con sorna de la palabra "amigo". Teniendo miedo. Mucho miedo. Y más miedo. Por todo, ante todo. Miedo de pensar, miedo de no pensar. Miedo de ser, miedo de no ser. Miedo de agradar, miedo de no agradar. Miedo de vivir y miedo a morir, que a un niño debiera parecerle una circunstancia tan lejana. Miedo de mentir, miedo de decir la verdad. Miedo de enfrentar la realidad, miedo de perdérsela. Mucho llanto y mucho miedo. Huir transformado en el único sueño. Huir y demostrar que todo aquello no era cierto.

lunes, 11 de julio de 2011

Simple y claro

Te amo.

Y ahí podría terminar mi escrito.
Qué mayor belleza, qué mejor poesía que un sentimiento sincero?
Dos palabras, si bien desgastadas por la fuerza del uso. Pero en mí sinceras y qué más da entonces si les perdió el respeto el mundo.
Vos sos la única que me preocupa que me crea. Y lo más triste es que quizá le des poca importancia cuando lo leas. Tal vez como ha ocurrido otras veces resulte que no me creas. Si lo lees, que puede que no también.

martes, 28 de junio de 2011

Lo que jamás podré

No me pidas que te eduque. Tal vez te enseñe a volar. Soy sólo un hombre, así nací y es lo que soy. Diferente a todos igual a nadie tal vez pero con deseos de ser lo mejor para vos.

No me pidas que te bese, porque te besaré. Y en el arrullo de una caricia aprenderé de vos a ser quien siempre quise ser sin animarme.


No me pidas que me calle porque mi corazón lo grita. Y si al final de un sueño pudiera encontrarte a mi lado dormida sería el instante más pequeño y más feliz de mi vida.


No me pidas que no lo intente. Quizá algún día este sentimiento se marchite. Dicen que un amor que no es de a dos se pierde.


Pedime que jamás me vaya. Y aprenderé a ser digno de vos. Aprenderé a olvidarme.

La mosca

Una mosca en la telaraña. Es la imagen que me viene a la cabeza cada vez que veo la apatía de la gente ante las injusticias de esta sociedad creada para ser desigual.

Una mosca puede estar muy cómoda colgando en la tela mientras la araña, satisfecha, dormita a cierta distancia. Los hilos, si no se mueve, apenas acarician. Si se queda quieta, si se deja mecer, entonces podrá disfrutar sin preocupaciones de un buen rato de ocio antes del momento final.

Claro que si lucha, si intenta liberarse, sentirá entonces el cruel yugo de los hilos. Descubrirá qué tan fuerte la atan. ¿Dolerá? Es imposible saberlo. Pero la mosca siempre lucha, a pesar de que sigue allí atrapada.

A veces, sólo a veces mientras lucha logra romper los hilos que la aprisionan. Otras veces no. Pero existe una gran diferencia entre quedarse de brazos cruzados aceptando las cosas como son y combatirlas en busca de lograr que sean como debieran ser.

miércoles, 22 de junio de 2011

Pateándome las pelotas

Construir participación. Lograr que las banderas vuelvan a representar a la gente. Y levantar esas banderas.

Atraer, convencer, demostrar, de eso es que se trata. Jugar a quien grita más alto nos deja sordos a todos.

¿De qué me sirven tus panfletos, tus consignas, tu ideología? Son bellas, pero están vacías. No sabés, nunca supiste arremangarte.

Repetís sin razonar discursos. Militancia del copio y pego.

- Hay que volver a discutir política.
- VAMOS POR LA SEGUNDA Y DEFINITIVA INDEPENDENCIA
- No flaco, no entendiste nada.

martes, 7 de junio de 2011

7 de junio de 2011

No estoy acostumbrado a estar feliz. Es un movimiento extraño para mí realmente curvar y estirar los labios en aparente simetría en tanto se mantienen firmemente cerrados.
Caigo despacito a la realidad de este estado. No es fácil después de tanto tiempo.
Ni siquiera estoy seguro si es correcto. Ya se, lo entiendo, a nadie hace mal ser feliz. Es que entre tantas pálidas resulta paradójico estar contento.
Pero lo estoy, que puedo hacer. Y ojalá por mucho tiempo. Tiré los dados y le jugué a la buena suerte. Dejé fluir las emociones antes que razonar las decisiones. Y que sea lo que sea, que al final será correcto.

La felicidad casi no cabe en estos zapatos gastados. Pero cuidado que las ilusiones, cualquiera lo entiende, son sólo sueños de cabotaje.

martes, 31 de mayo de 2011

Si los años pasan...

Aprenderé a no sufrir
Aprenderé a no fingir
Aprenderé a no combatir

Aprenderé a comprenderme
Aprenderé a perdonarme
Aprenderé a superarme

Aprenderé a amarte y a permitir que me ames.

Aprenderé a ser lo que vos quieras que sea. Aprenderé a olvidarme.

lunes, 30 de mayo de 2011

Ruy

Lloraba. Es lo último que recuerdo.
Lloraba tal vez presintiendo lo que se venía.

Dicen que los chicos tienen más apertura a esas cosas que la ciencia no explica. Que pueden sentir y percibir cosas que ya los grandes no podemos.

Y mi chiquito lloraba la última vez que lo ví. Lloraba y me abrazaba.

Y ahora soy yo, el que ya sin lágrimas en los ojos todavía lloro. Lloro esperando que de nuevo un día me abrace.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Siete años después

Siete años después el paso del tiempo me ha enseñado a olvidar para seguir adelante.
Siete años después, las noches en vela han quedado en el pasado.
Siete años después, he podido guardar al fin tu única carta.
Siete años después, no te busco en cada cara.
Siete años después, no te busco en cada cama.
Siete años después, ya no te me antojás eterna, inalterable.
Siete años después, ya no celebro tu cumpleaños.
Siete años después, ya no pierdo el apetito en aquél aniversario.
Siete años después, aprendí a amar de nuevo.
Siete años después ya no me culpo por lo que pude haber hecho.

Pero siete años después:

Aún extraño tus caricias.
Aún me duele ver tus fotos.
Aún tiemblo cuando rememoro tu risa.
Aún pierdo el habla cuando escucho tu nombre.
Aún me emociono cuando visito nuestros lugares predilectos.
Aún conservo el anillo que usabas cuando te fuiste.

viernes, 20 de mayo de 2011

Caída


Anoche se cayó una estrella. No fue un gran evento. Nada de vecinos curiosos, ni bomberos ocupados ni noticieros bulliciosos.
Nadie lo notó verdaderamente. Era una estrella chiquita, rodeada de otras estrellas una igualita que la otra. Un muchachito aprendiz de astrónomo la estaba mirando un rato antes desde su telescopio en Parque Centenario, pero no encontró nada interesante y la dejó pasar.
Pero cayó, sí. Se cayó de golpe y así sin avisar. Pero cayó bien, con cuidado. Mientras se caía miró bien todo para no andar rompiendo nada. Le apuntó a la plaza, atrás del campito de fútbol y pasando unos metros los banquitos de los jubilados.
Considerada la estrella. Era tarde y no quiso hacer ruido. Se dejó caer sobre el arenero y rodó hasta el pasto alto. Casi lo quema pero no, zafó por poquito.
Disimuló bien la estrella. No quería que nadie tuviera nostalgia por ella. Que nadie la extrañara. No pensó posible que yo la viera. Fue una casualidad podría decir.
Fue que tenía ayer un sentimiento. Una sensación de mariposas pero no en el estómago sino en el pecho. Salí a caminar de noche, aunque hacía frío. Me entretuve paseando por las callecitas del barrio, salté la reja de la placita y me acosté en un banco. A mirar el cielo, a soñar un poco y escribirle algo a las estrellas.

Entre el sueño y la vigilia II

Joaquín se aleja despacio de casa. Caminando por calles vacías y anchas, plenas de arboleda. Va camino a la playa, a aquél lugar que conoció una vez y que llegó a serle tanto más acogedor que su propio hogar. Donde nadie le grita, donde nadie descarga sobre su pequeña espalda frustraciones mal curadas por el vino. Donde puede olvidar las penas de un día más de hambre. Allí no tiene que pedir monedas que le salven del cinto. Allí no tiene que avergonzarse de sus harapos varios talles más grandes que su cuerpito.
Tal vez haya un Dios gracias al cual, al despertar, no recuerda esa playa. Sólo la recuerda cada noche, cuando con sus tripas vacías cierra los ojos, acurrucado en la tierra desnuda, en un rincón de su casilla.

Entre el sueño y la vigilia I

A él no le interesa ser el único. Y más de una vez sospecha que no lo es. Sólo quiere que vuelva. Y ella siempre es puntual a la cita.
Claro que la extraña cuando no está. Pero en tantos años aprendió a disfrutar esos ratos en que la ve como si fueran eternos.
Pasa cada día esperando la noche. Es paciente. Más de lo que alguna vez creyera poder ser. Vive tan sólo para esperarla y hacerla feliz cuando regresa.
Y es una fiesta cuando al fin llega el momento de encontrarse. Cuando ella al fin cierra los ojos, agobiada del trabajo, de la rutina, de los malos amores. Cuando entre las sábanas corre a encontrarse con el hombre de sus sueños; el que sólo se preocupa por ella; el que le da fuerzas para seguir.

martes, 10 de mayo de 2011

Esta noche no


Estoy cansado, hablo en serio.
Y no es mal humor, no, ni es que no sea capaz. Tampoco puedo negar que de vez en cuando me gusta.
Pero esta noche no quiero. No lo soportaría, lo sé. No estoy preparado.
Sé que a veces lo necesito. Me viene bien es cierto. Pero sólo a veces, y hoy no es el caso.
Incluso sé que te lo pedí insistentemente más de una vez. Que aún más, te lo reclamé.
Pero no podría. Te suplico que me entiendas. Necesito que hagas un esfuerzo. Que te quedes, que me acompañes. Que compartas una cena conmigo. Que me escuches y me permitas escucharte.
Te pido por favor que no te vayas. Esta noche no quiero estar sólo.

Divagues de una noche de otoño mal habida

Un hombre y una mujer, solos, pueden construir una gran historia de amor. ¿Pero alcanza?
¿Qué son en el fondo un hombre y una mujer sino dos seres extraños entre si, dos ejemplares de dos mundos distintos? Dos seres que se cruzan, que comparten el camino que se forma tras su senda.
¿Alcanzan un hombre y una mujer para formar una gran historia de amor?
¿Qué viene a ser el amor?
¿Quién dictó las reglas de lo que es o debiese ser el amor?
Si miramos para atrás, con la sinceridad a flor de piel, ¿cuántas veces creímos encontrar el amor? ¿cuántas nos equivocamos?
¿Alcanzan un hombre y una mujer para sobrellevar la carga que implica dar y recibir amor?
Amar en el fondo es fácil. Sólo se debe abandonar la propia vida y brindarla por entero a otro, sea hombre, mujer, niño o gato.
Pero, ¿ser amado?; ¿Cuántos de nosotros somos o fuimos capaces alguna vez de soportar esa carga, esa responsabilidad?
¿Cómo debe actuar uno frente a quien le ama?
Es que jamás podremos averiguar qué espera de nosotros quien, habiéndose abandonado a si mismo, vive, respira y siente a través nuestro. ¿Cómo se corresponde a quien nada nos pide? ¿Cómo se mantiene encendida la llama que sólo a nosotros toca cuidar?
Un hombre y una mujer, ¿son sólo eso? No, son más. Son un encuentro, en cuerpo y en alma, que lleva a fundir dos historias, dos pasados, dos presentes, dos ilusiones y muchos más miedos.
Si cada día nos descubrimos a nosotros mismos, encontrando todo el tiempo facetas propias que tal vez ni imaginábamos, ¿cómo podríamos llegar a descubrir al otro?
Alguna vez escuché que el amor era como una planta, que al no regarla todos los días se marchitaba.
Un hombre y una mujer pueden descubrir infinitas maneras de regar esa planta; ¿pero cuál es la correcta? ¿Cómo saber si damos lo que el otro necesita?
Si pudiéramos descubrirlo, si supiéramos lo que debemos hacer para amar y ser amado, sin que importe el mundo, el pasado, los golpes, la vida, los parientes, los malos humores, la soledad y la angustia de la espera, ¿podríamos construir una gran historia de amor? ¿Qué significa realmente amar a alguien? ¿Hasta qué punto dos seres pueden dar sin esperar? ¿Cómo se sigue cuando las cosas van en contra?
Todos tenemos una visión de lo que es una historia de amor. Más o menos novelesca. Más o menos utópica.
Amor no es permanencia y fijeza, sino altibajos y cambios. Amar no es esperar lo mejor del otro, sino tomar lo que ofrece y adaptarse a ello. Escucharle, observarle, entenderle. Amor no es calmar su llanto, es llorar a la par. Amor no es enseñarle, es aprender a su lado.
¿Cómo evitamos la desilusión? ¿Cómo aceptamos cuando queremos combatir? ¿Cómo seguir, cuando sólo deseamos que termine?
La lucha constante que conlleva amar y ser amado desgasta al individuo hasta límites extremos, rebajando a cada instante sus ganas de seguir, acercándolo al momento amargo de la renuncia, del fin del juego, de la separación.
Tal vez las expectativas que ponemos en la pareja sean demasiado altas, inalcanzables, para el otro, en definitiva simple mortal como nosotros.
¿Qué nos queda entonces cuando ese castillo de naipes que construimos se desmorona? ¿Qué hacemos cuando el otro al fin se nos presenta ante los ojos, ya sin venda, tal como es?
Si somos cobardes, si somos incapaces de luchar por nuestro amor, saldremos corriendo. Nos retiraremos sin miramientos, hundidos en el resentimiento, culpando al otro de ser él mismo.
Si en cambio logramos centrarnos, buscaremos en ese ser, otrora el amor de nuestras vidas, aquello que nos identifica, que nos permite reconocernos; ese espejo en que se refleje la dicha que sentimos juntos.
Tal vez jamás encontremos una verdadera historia de amor; quizá no nacimos para ellas. Pero es posible que descubramos una pequeña, chiquitita y frágil. Una que valga la pena. Una que nos de la razón por la cual seguir viviendo.

viernes, 6 de mayo de 2011

Piel

No, no es posible comparar nada con esta piel. Compararla es insultarla.
Después de ella cualquier cosa que se toque resulta áspera y seca. La seda lastima las manos
No hay roce, de tan lisa no se distingue del aire. Es una sensación dulce y delicada. Provoca pánico la ilusión de profanarla al acariciarla. Una gota, tan sólo una gota de sudor, en la redondez de un glúteo, perfecto. Las yemas asustadas de lo que tocan siguen subiendo, tratando de equilibrar en la línea de la espalda. Nada puede distraer de ese contacto. Es éxtasis puro continuar tocando, exalta los sentidos.
¿Cómo se puede percibir tanta perfección con tan sólo el tacto? Es una conexión indescriptible. Y ella lo sabe, pero lo calla. Intenta simular que subestima el encanto que su piel provoca. Pero la luz está apagada y no se atreverá jamás a prenderla. No esta noche, no conmigo en la cama. Ni osaré tampoco iluminarla.
Hay sitios que se nunca va a permitir que vea, allí donde la perfección deja lugar impotente a las marcas. ¿Cómo pudo hacerlo, cómo pudo hacérselo a esta piel? Tan sólo imaginarlo me llena de rabia. El miserable jamás supo entender nada, jamás pudo adivinar el edén con las palmas. ¿Qué pensaría cuando descargaba los golpes o apagaba las brasas sobre esta piel, justo sobre esta piel, cada noche? ¿Habrá llegado a comprender lo que dañaba?
No puedo evitar volcar una lágrima. Sé que adivina en mi temblar lo que estoy sintiendo, pero aún calla. Quizá de sus ojos también brote el llanto. Quiero pensar que en este instante lo que siento escapa de mí, que la alcanza. Espero sepa que tan sólo deseo cuidarla. Que no podría nunca lastimarla. Que un amor real jamás lastima y que yo sólo quiero amarla. Se que me quiere a pesar de ser tan distante. Aún se esconde dentro suyo y no la culpo. Pero espero que un día quiera salir a retozar conmigo. Que se atreva a soñar conmigo. Que encendamos las luces y encontremos juntos en un abrazo el paraíso.