martes, 30 de junio de 2015

El fin de la eternidad

Quizás te acuerdes (sólo quizás) de aquellos días de apasionada felicidad en que juramos ingenuamente ser eternos.
Quizás, quizás no, te saque una sonrisa recordar esos días con sus noches. Cuando la pasión era pasión y no rencores apasionados. Cuando el amor bastaba y no había un pero que molestara.
Había una historia que contar y no incluía recuerdos dolorosos ni ilusiones desgastadas. Cuando lo único que hacía falta eras vos y era yo.
Hubo un sueño que al parecer soñamos juntos antes de despertar. Y al abrir los ojos sonreíamos los dos y no había nube que no se pudiera disipar con una mano. La misma que acariciaba tu espalda, vértebra por vértebra, mientras descansabas desnuda en la cama. Un sueño que se tornó pesadilla de las que no asustan pero te dejan triste.
Teníamos una cajita, donde guardábamos las fantasías y los proyectos para un futuro lejano y promisorio. Un futuro que jamás llegó de tan lejano.
La realidad detrás de la euforia era oscura y caprichosa. La eternidad tenía fecha de caducidad, las nubes nos taparon. Nos aferramos a la pesadilla, que es lo único que nos queda.

... dos no pueden

Vas para allá? Tal vez podamos ir juntos unos pasos. Un rato. Si hay que seguir andando por qué no hacerlo acompañados.
Podés darme la mano pero si preferís no te toco. Con que vayamos juntos ya me siento afortunado.
Sí, soy algo tímido. No te diría nunca si es que estoy enamorado. Podría pasar una vida esperando a que te des cuenta.
Tenés frío? Tomá mi buzo. Tomá todo si sabés que en realidad es tuyo. No, dejá, estoy bien con lo que tengo, a decir verdad no me hace falta nada.
No me cuentes que amás a otro. Prefiero no saberlo, aunque pueda sospecharlo. Está bien, no me molesta, pero tal vez un poco me haga daño.
Ya te vas? No te culpo. A lo mejor me puse algo pesado. No quise ser meloso, es sólo que necesitaba supieras que te amo.

Te puedo al menos dar un abrazo?