martes, 16 de septiembre de 2014

El instante eterno

Los años son crueles y más para quien desordenadamente vive del futuro y los recuerdos. No hay días de ensueño, no hay primaveras perfumadas, no hay ocasión ni objeto. Pero el más indolente paseandero de una vida amargada tiene cada tanto la alegría de disfrutar buenos momentos. Y si tiene suerte, sus momentos se alargan para siempre. Aún incluso si no los merece. Aún si no sabe vivirlos.
Quizás me sienta poco feliz de no saber cómo hacer de este momento algo eterno. Y hablo claro del momento en que respiro el aire que estás respirando.
Camino despacio, entro sin pedir permiso pero intentando no causar revuelo. Y sigo encontrándote en el infinitamente pequeño espacio que construimos juntos. Entre la necesidad y el apego. Entre la responsabilidad y el deseo. Entre las ilusiones y las quimeras gastadas. Entre los algodones y los palazos. Entre la felicidad y el desprecio. Entre tus amores y mi sexo. Entre tu mirada enamorada y la alegría de tenerte. Entre el sueño y la vigilia hay un espacio infinitamente pequeño. Ahí estás vos. No te vayas.

Divague conmemorativo (El reencuentro con mi otro yo)

Pasá, ponete cómodo. Apilá en aquella silla las revistas. No, no importa el orden, después igual seguro que las tiro.
Querés un café? No tengo azúcar. Perdoname es que ultimamente tengo todo bastante abandonado. Hacía rato no venías. Tenés frío? Prendo las hornallas.
Cómo te estuvo yendo ultimamente? Comés bien? Tenés a alguien que te cuide? Me alegra verte che, pensé que ya te habían atrapado.
Del resto no supe nada. No, hace rato que no hablamos. Sí, de aquella vez, te acordás? Guarda ahí, que está mojado. Tomá, limpiate.
Y qué te trajo de vuelta al pago? No me digas que seguís en lo mismo. No cambiás más boludo. Siempre buscando la quinta pata al gato. Si estabas bien. Bueno, se ve que no tanto.
Querés comer? No tengo nada pero de última pedimos. Hace tanto que no venía nadie. Y sí, se extraña. Pasame esa bolsa que te muestro algo. Es un proyecto en el que vengo laburando. No, nada que ver con aquello, ya estamos grandes. Si te pinta lo podemos hacer juntos.
Por qué tardaste tanto en venir, eh? Yo me acuerdo siempre pero pensé que era el único. Anotá mi número que lo cambié hace poco.
Estás medio apagado, antes no te callabas nunca y ahora hay que sacarte con tirabuzón un par de palabras. Tu vieja bien, no? La seguís viendo?
Sabés que había arreglado algo, pero no quiero que te sientas echado. Puedo cancelar si querés. No te olvidés la campera.
No te pierdas gato, pasate de vez en cuando. Sí, yo siempre estoy acá. A dónde querés que vaya. Mantenete en contacto.