viernes, 20 de mayo de 2011

Caída


Anoche se cayó una estrella. No fue un gran evento. Nada de vecinos curiosos, ni bomberos ocupados ni noticieros bulliciosos.
Nadie lo notó verdaderamente. Era una estrella chiquita, rodeada de otras estrellas una igualita que la otra. Un muchachito aprendiz de astrónomo la estaba mirando un rato antes desde su telescopio en Parque Centenario, pero no encontró nada interesante y la dejó pasar.
Pero cayó, sí. Se cayó de golpe y así sin avisar. Pero cayó bien, con cuidado. Mientras se caía miró bien todo para no andar rompiendo nada. Le apuntó a la plaza, atrás del campito de fútbol y pasando unos metros los banquitos de los jubilados.
Considerada la estrella. Era tarde y no quiso hacer ruido. Se dejó caer sobre el arenero y rodó hasta el pasto alto. Casi lo quema pero no, zafó por poquito.
Disimuló bien la estrella. No quería que nadie tuviera nostalgia por ella. Que nadie la extrañara. No pensó posible que yo la viera. Fue una casualidad podría decir.
Fue que tenía ayer un sentimiento. Una sensación de mariposas pero no en el estómago sino en el pecho. Salí a caminar de noche, aunque hacía frío. Me entretuve paseando por las callecitas del barrio, salté la reja de la placita y me acosté en un banco. A mirar el cielo, a soñar un poco y escribirle algo a las estrellas.

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