Lloraba. Es lo último que recuerdo.
Lloraba tal vez presintiendo lo que se venía.
Dicen que los chicos tienen más apertura a esas cosas que la ciencia no explica. Que pueden sentir y percibir cosas que ya los grandes no podemos.
Y mi chiquito lloraba la última vez que lo ví. Lloraba y me abrazaba.
Y ahora soy yo, el que ya sin lágrimas en los ojos todavía lloro. Lloro esperando que de nuevo un día me abrace.
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