viernes, 29 de julio de 2011

Huellas

Inadaptado social. Un presagio y una marca. Una marca y un presagio.
Dos palabras con la carga implícita imposible de asimilar para un niño.

Entre el abandono y la posesión. Entre el desamor y la denigración. Acumulando mierda y más mierda por no poder largarla so pena del castigo. Frustrado, alienado, viviendo las aspiraciones ajenas y la violencia absurda de una realidad irreversible. Acumulando cicatrices en el cuerpo y en el alma. Acumulando lágrimas que nadie aceptaría jamás ver. Sin haber aprendido a comportarse, a vivir, a interactuar. Sólo con pensamientos que por no poder salir se hundían más profundo. Odiando con una sonrisa en los labios. Amando enfermizamente lo que más hacía daño. Sufriendo y callando. Eternamente castigado por tratar de ser igual a los demás, eternamente vapuleado por tratar de ser distinto. Pidiendo disculpas por la mediocridad y disculpas por el éxito. No pudiendo fracasar y mucho menos aceptar los premios. Odiando por herencia a la humanidad, burlándose con sorna de la palabra "amigo". Teniendo miedo. Mucho miedo. Y más miedo. Por todo, ante todo. Miedo de pensar, miedo de no pensar. Miedo de ser, miedo de no ser. Miedo de agradar, miedo de no agradar. Miedo de vivir y miedo a morir, que a un niño debiera parecerle una circunstancia tan lejana. Miedo de mentir, miedo de decir la verdad. Miedo de enfrentar la realidad, miedo de perdérsela. Mucho llanto y mucho miedo. Huir transformado en el único sueño. Huir y demostrar que todo aquello no era cierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario